EL EXPERIMENTO DE DAVID ROSENHAN

El experimento de Rosenhan fue una prueba sobre la validez del diagnóstico psiquiátrico que llevó a cabo el psicólogo David Rosenhan en 1972. Fue publicado en la revista Science bajo el título «On being sane in insane places» («Sobre estar cuerdo en centros para locos»).

El estudio de Rosenhan consistió en dos partes. La primera usó a colaboradores sanos o «pseudopacientes», quienes simularon alucinaciones sonoras en un intento de obtener la admisión en 12 hospitales psiquiátricos de cinco estados de los Estados Unidos. La segunda parte consistía en pedir al personal del hospital psiquiátrico que detectara a pacientes «falsos». En el primer caso, el personal del centro sólo detectó a un pseudopaciente, mientras que en el segundo el personal detectó un gran número de pacientes reales como impostores. El estudio está considerado como una importante e influyente crítica a la diagnosis psiquiátrica.

El estudio concluyó: «Parece claro que no podemos distinguir al sano del loco en los manicomios» y también ilustró los peligros de la despersonalización y etiquetaje en las instituciones psiquiátricas. Se sugirió que el uso de instalaciones comunitarias para la salud mental que se preocuparan de problemas específicos más que de asuntos psiquiátricos podía ser una solución y recomendó educar a los trabajadores para hacerles más conscientes de la psicología social implícita en esas instalaciones.

El experimento de los pseudopacientes

Ocho «pseudopacientes» aseguraban escuchar voces poco claras (las supuestas voces eran únicamente tres sonidos-palabras: «vacío», «agujero» y ruidos sordos). Ningún otro síntoma era simulado. Todos los pseudopacientes fueron aceptados. Siete de ellos fueron diagnosticados de esquizofrenia, y el último de trastorno bipolar.

Los pacientes inexistentes

Rosenhan se empleó aquí en un centro que ya había recibido los resultados de su estudio y el personal pensaba que ellos no cometerían errores similares en su institución. Rosenhan dijo que durante tres meses, uno o más pseudopacientes intentarían adquirir la admisión y que ellos deberían detectar a los impostores. De 193 pacientes, 41 fueron considerados impostores y más de 42 se consideraron sospechosos. En realidad, Rosenhan no envió pseudopacientes y todos los que fueron considerados impostores eran pacientes genuinos. Se concluyó que cualquier proceso de diagnóstico permite demasiados errores, así que no puede ser fidedigno. Estudios similares encontraron problemas idénticos.

Extraído de aquí.

Referencias:

«EL MARKETING DE LA LOCURA – VENDIENDO LA ENFERMEDAD»

Este vídeo empieza hablando del trastorno de ansiedad social creado por los departamentos de marketing y publicidad de las farmacéuticas y voceado por líderes psiquiatras, para después recorrer varios síndromes psiquiátricos que han aumentado mil veces su prevalencia del 0,1 % al 10% de la población como la depresión y el trastorno bipolar, en poco tiempo.

Extraído de aquí.

Comentario del video:

EL Marketing de La Locura

Un vídeo de los canales Ankesenaton y SaavedraAbel

La compra-venta de la enfermedad es una estrategia altamente exitosa que convierte las situaciones normales de la vida en condiciones de enfermedad psiquiátrica, haciendo que la gente de todos los estratos sociales se preocupe acerca de la «enfermedad mental» más reciente; y que soliciten una pastilla.

LA TEORÍA DEL «DESEQUILIBRIO QUÍMICO DEL CEREBRO» ES EL FRAUDE MÁS EXITOSO DE LA PSIQUIATRÍA.

Al paso de los años, la psiquiatría ha convencido a millones de personas que sus cambios emocionales, se deben a la deficiencia de serotonina y que solamente pueden ser aliviados tomando fármacos que trastornan la mente, como los antidepresivos.

Cuando se dio a conocer la teoría del desequilibrio químico cerebral, surgió una avalancha de críticas y cuestionamientos, tanto que, el Dr. Steven Sharfestein, entonces presidente de la Asociación Americana Psiquiátrica (APA) tuvo que retractarse públicamente diciendo que «no existe ninguna prueba contundente de laboratorio que determine la existencia de un desequilibrio químico en el cerebro».

El vocero de la APA, el Dr. Marc Graff, dijo que la teoría del desequilibrio químico del cerebro, ERA PROBABLEMENTE UNA AFIRMACIÓN PROVENIENTE DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA
(No resulta para nada sorprendente si consideramos que sólo por la venta de antidepresivos semueven más de 13 mil millones de dólares anuales).

Cuando se le preguntó al Dr. David Burns, ganador del premio A.E. Bennett de la Sociedad de Bioética de Psiquiatría, sobre el estatus de la teoría del desequilibrio químico de la serotonina, dijo: «pasé los primeros años de mi carrera, investigando tiempo completo el metabolismo de la serotonina, pero nunca encontré ninguna evidencia convincente de que cualquier trastorno psiquiátrico, incluyendo la depresión, fuera debido a una deficiencia de serotonina del cerebro, de hecho no hay forma de medir los niveles de serotonina en una persona viva, por lo que no hay forma de probar éstas teorías».

A pesar de estos hechos, se les ha prescrito psicofármacos a decenas de millones de personas en todo el mundo, Muchos de los consumidores creen, debido al bombardeo de publicidad, que están corrigiendo una condición física, CONDICIÓN QUE SIMPLEMENTE NO EXISTE.

Recién en el 2004, y después de las innumerables tragedias que se habían registrado, se alertó al público del riesgo que corren los niños y adolescentes al tomar antidepresivos. También los adultos corren los mismos riesgo (entre ellos el suicidio).

Los antidepresivos son peligrosos, causan entre otras cosas, ansiedad, agitación, ataques de pánico, insomnio, irritabilidad, hostilidad, impulsividad, acatisia (intranquilidad severa), hipomanía (excitación anormal, manía leve) y manía (psicosis caracterizada por sentimientos exagerados y alucinaciones).

Mientras que los psiquiatras insisten en que la enfermedad es una condición neurobiológica, y han gastado miles de millones de dólares sin haber conseguido evidenciar esta teoría, el psicólogo Bruce Levine, autor de Commonsense Rebellion (La Rebelión del Sentido Común) está dentro de aquellos que han enderezado los conceptos diciendo: NO SE HAN ESTABLECIDO MARCADORES BIOQUÍMICOS O GENÉTICOS PARA EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN, EL TRASTORNO OPOSICIONISTA DESAFIANTE, LA DEPRESIÓN, ESQUIZOFRENIA, ANSIEDAD, COMPULSIÓN POR EL ALCOHOL O EL ABUSO DE DROGAS, SOBREALIMENTARSE, APOSTAR, O NINGÚN OTRO DE LOS SUPUESTOS ENFERMEDADES, MALES O TRASTORNOS MENTALES.

http://www.luchaporlosninos.com/

Este video es parte del documental en DVD «El Marketing de la Locura: ¿Estamos todos locos?»

Evidentemente somos ganado viviendo en una granja de experimentación y exterminio, donde quienes se creen dueños, hacen lo que se les ocurre con el resto de los humanos… SALGAMOS DE ELLA!!! DE NOSOTROS DEPENDE.

CIENTÍFICOS BRITÁNICOS AFIRMAN QUE ‘ESCUCHAR VOCES’ NO ES NECESARIAMENTE UN PROBLEMA Y QUE ES MÁS COMÚN DE LO QUE SE CREE

Este interesante reporte del portal web de noticias Esmas (cuya fuente es Noticieros Televisa) habla sobre el caso de las voces que escuchamos o podríamos escuchar en nuestra cabeza.

Por Horacio Rocha Staines

LONDRES, Inglaterra, oct. 20, 2006.- Muchos de nosotros escuchamos ‘voces’ quizá mientras caminamos por la calle o estando solos en la casa.

Quizá en compañía de otras personas, y posiblemente hasta conversamos con ellas.

Pero hay quienes van mas lejos, y esas voces rigen su vida, aquéllos que sufren de esquizofrenia, y que pueden hasta terminar matando a otras personas si la voz se los exige.

Se dice que a varios niveles, hasta 1 de cada 25 personas escucha voces.

Esto asusta, y socialmente es visto como un tipo de enfermedad mental. Pero un grupo de científicos de la universidad inglesa de Manchester afirma que tener ‘voces en nuestra cabeza’ no es necesariamente un problema, y que es tan común, que en muchos casos es totalmente normal.

«Depende de cada individuo, si las voces molestan o son amenazantes entonces se debe buscar ayuda lo antes posible. En el Reino Unido en promedio se debe esperar hasta 18 meses para recibir la ayuda necesaria, y si las voces son dañinas, esos 18 meses pueden dejar a un esquizofrénico seriamente enfermo», explica Paul Corry, director de la caridad mental británica, “Rethink”.

Hay casos continuos de personas que escuchan voces, que no buscan ayuda, y que en esas voces encuentran hasta inspiración y respuesta a preguntas, y por lo tanto, tienen un efecto positivo en sus vidas.

Pero ¿por qué algunas personas sienten miedo al oír voces, y otras no?; la respuesta no parece estar en las voces en sí.

Lo importante parece ser el cómo interpretamos las voces, Si tuvimos un pasado traumático y nos sentimos vulnerables podemos ver las voces como hostiles, si al contrario, nos sentimos felices y seguros, veremos la voz como algo positivo.

Si bien tener esa voz en nuestra cabeza puede ser ‘normal’ también hay que tener mucho cuidado.

«Algunas veces las voces dicen cosas horribles o dan ideas al paciente, ideas que no funcionan dentro de una sociedad. Entonces su círculo les dice que necesitan ayuda, que están enfermos y necesitan tratamiento. Las voces pueden ser un serio problema si no te permiten funcionar, si no puedes ir a trabajar, formar relaciones con la gente, dejarte solo en tu propio mundo», asevera Corry.

Otros estudios dicen que hasta el 70 por ciento de las personas que oyen voces saben que evento en su vida pasada lo provocó, y que hablar de ello y lo que significan es una manera efectiva de reducir su ansiedad y soledad.

Artículo original aquí.

EL USO DE LA PSIQUIATRÍA COMO MÉTODO DE REPRESIÓN SOCIAL EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

Introducción

En la Unión Soviética, la Psiquiatría fue usada con fines represivos. Los hospitales psiquiátricos eran usados frecuentemente por las autoridades como prisiones en orden de aislar prisioneros políticos (disidentes del sistema) del resto de la sociedad, desacreditar sus ideas , y destruirlos física y mentalmente, en una especie de tortura.[1] Psijushkapsikhushka(Ruso: психушка) es un término coloquial ruso para referirse a un hospital psiquiátrico. Ha sido usado ocasionalmente en otros idiomas desde que en Occidente se supo de la existencia del movimiento disidente dentro de la Unión Soviética.

Historia

Los psijushkas habían sido usados hacia finales de los años 1940 (Ver: Alexander Esenin-Volpin) y durante «la era de deshiele de Jrushchov» ocurrida en la década de los 1960. Uno de los primeros psikushkas fue el Hospital y Prisión Psiquiatríca ubicado en la ciudad de Kazán. Luego fue transferido al control del NKVD en 1939 bajo el mando de Laurenti Beria, quien llegaría ser la mano derecha del dictador Iósif Stalin.[2] El 29 de abril de 1969 el líder del KGB Yuri Andrópov, envió al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética un plan para crear una red de psikushkas.[3]

La psiquiatría oficial controlada por el estado abusó en el diagnostico de «Esquizofrenia lentamente progresiva»(вялотекущая шизофрения, transliterado como vialotekushchaya shizofreniya) una forma especial de enfermedad la cual supuestamente afectaba al individuo solamente en su comportamiento social, sin ninguna huella de otra característica. «Muy frecuentemente, ideas acerca de luchar por la verdad y la justicia se forman en la mente de personalidades con una estructura paranoica», esto de acuerdo a los profesores del Instituto Serbski de Moscú.[4] (Comentario de los archivos de Vladímir Bukovski) Algunos de ellos eran de alto rango dentro del Ministerio del Interior de Rusia, tales como el infame Danil Luntz que según Viktor Neikipelov, fue la personificación de «nada menos que, el doctor criminal quien efectuó experimentos inhumanos en prisioneros como se llevaba a cabo dentro de los campos de exterminio nazi.[5]

Los individuos sanos quienes eran diagnosticados con enfermedad mental eran enviados a hospitales psiquiátricos ordinarios mientras que aquellos quienes eran considerados especialmente peligrosos al régimen eran enviados a otros dirigidos directamente por el Ministerio del Interior de Rusia.

El tratamiento incluía varias formas de represión y tortura como el electrochoque o electroshock, radiación, aislamiento, tareas forzadas, uso de distintas drogas psicotrópicas (tales como, narcóticos, antipsicóticos, e insulina) lo cual tenía secuelas graves en el individuo y algunas veces ello implicaba recibir una paliza. Nekipelov describió el uso inhumano de procedimientos médicos tales como las punciones lumbares.

Al menos 365 personas sanas fueron tratadas por presentar una «definida locura política» en la Unión Soviética y seguramente en realidad pudieron ser millares mas.

El abuso psiquiátrico expuesto

En 1971, Bukovski logro filtrar al occidente más de 150 páginas en donde se documentaba el abuso psiquiátrico por parte de las instituciones de salud mental por razones políticas en la Unión Soviética. Los sucesos conmocionaron a los activistas de los derechos humanos de todo el mundo incluyendo a los de la misma Unión Soviética. En enero de 1972, las autoridades soviéticas encarcelaron a Bukovski durante 7 años a los cuales se agregaron 5 años más que vivió en el exilio, por ponerse en contacto con periodistas extranjeros y por posesión y distribución de literatura clandenstina o samizdat.

Junto con un compañero joven dentro de la prisión de Vladimir, el psiquiatra Seymon Gluzman, Bukovski elaboró Un Manual de Psiquiatría para disidentes [6] a fin de ayudar a otros disidentes a luchar en contra de los abusos de las autoridades.

En 1971 el profesor Andrei Sájarov (o Sákharov), quien para ese entonces ya era uno de los más renombrados físicos soviéticos, apoyó la protesta de dos presos políticos, V Fainberg y V Borisov, quienes anunciaron una huelga de hambre en contra del agresivo tratamiento terapéutico basado en medicamentos peligrosos para la actividad mental, en una institución psiquiátrica de Leningrado. Por su activismo en defensa de los derechos humanos Sájarov fue expulsado de la Academia de Ciencias Soviética y fue enviado al exilio interno.

Reacción de la Asociación Psiquiátrica Mundial

Cuando el primer asunto fue expuesto en la Asociación Psiquiátrica Mundial (APM, WPA según su sigla en inglés), la delegación soviética amenazó con retirarse de la organización internacional, así que la APM incrementó su interés en el asunto. Mientras el número de casos documentados de abuso se incrementaban así lo hacían las protestas, la APM cambió su postura y adoptó un código de conducta ética para su miembros y estableció cuerpos de investigación para reforzarlo.

El primer comité en contra del abuso político de la psiquiatría fue fundado en 1974 en la ciudad suiza de Ginebra (Genève). En 1977, el Congreso Mundial de la APM efectuado en Honolulú adoptó la «Declaración de Hawaii», el primer documento en establecer una serie de estándares para guiar el trabajo de los psiquiatras en todo el mundo. El congreso también hizo una condena oficial a los abusos psiquiátricos ejercidos por el régimen soviético por vez primera. En 1982 enfrentando la inminente expulsión de la APM, la delegación soviética optó por su retiro voluntario, y en 1983 la APM en su congreso verificado en Viena adoptó la resolución de adoptar estrictas condiciones para su reincorporación. La campaña de Mijaíl Gorbachov denominada glásnost, contribuyó significativamente a la exposición de más evidencias en la prensa soviética. En 1989, dos años antes del colapso del régimen soviético, la delegación soviética reconoció el abuso sistemático de la psiquiatría con fines políticos verificado en su propio país.

Tiempos post-soviéticos

El Instituto Serbski de Moscú sigue conduciendo miles de evaluaciones ordenadas por una corte al año, y es fuente de nuevas teoría conspirativas.

Cuando el criminal de guerra Yuri Budanov fue evaluado ahí en 2002, el panel que efectuó el análisis fue conducido por Tamara Pechernikova, quien anteriormente había condenado a Natalia Gorbanevskaya. Budanov no fue encontrado culpable en razón de padecer «locura temporal», después de su atrocidad pública fue encontrado sano por otro panel que incluía a Georgi Morozov, director del instituto quien había declarado locos a muchos disidentes en el pasado. [7]

Han habido reportes en la primera década del s. XXI acerca de un renovado encarcelamiento en instituciones psiquiátricas de gente «inconveniente» para las autoridades rusas. La BBC reportó el caso notable de la disidente rusa Larisa Arap quien fue confinada de manera forzada a una clínica psiquiátrica localizada en Apatity. [8][9][10][11][12]

Bibliografía:

[1] Sidney Bloch y Peter Reddaway Soviet psychiatric abuse: The Shadow over world psychiatry («Abuso psiquiátrico soviético: La sombra sobre la psiquiatría mundial), Victor Gollancz, Londres, 1984.

[2] Vadim J. Birstein. The perversion of knowledge: The true story of soviet science («La perversión del conocimiento: La verdadera historia de la ciencia soviética»), Westview Press, 2004.

[3] Yevgenia Albats and Catherine A. Fitzpatrick. The State within a State: The KGB and its hold on Russia – Past, present and Future («El Estado dentro del Estado: El KGB y su dominio sobre Rusia – Pasado, presente y futuro»), 1994.

[4] Anne Applebaum, Gulag: A history, Doubleday, abril de 2003, edición de tapa dura, 677 páginas (tapa blanda o rústica, Bantam Dell, mayo de 2004, 736 páginas.

[5] Introduction online Anne Applebaum, Gulag: A History, Doubleday, abril de 2003, tapa dura, 677 páginas. (Bantam Dell, 11 de mayo de 2004, 736 páginas)

[6] Un manual de psiquiatría para disidentes (en ruso) (Пособие по психиатрии для инакомыслящих).

[7] Psychiatry’s painful past resurfaces («El doloroso pasado psiquiátrico reaparece en la superficie», en el sitio web del pediódico checheno Chechen Times, y reproducido por el diario estadounidense The Washington Post en 2002.

[8] Speak out? Are you crazy? («¿Hablar abiertamente? ¿Estás loco?»), Kim Murphy, en el diario Los Angeles Times, 30 de mayo de 2006.

[9] In Russia, Psychiatry Is Again a Tool Against Dissent, Peter Finn, en el periódico The Washington Post, 30 de septiembre de 2006.

[10] Psychiatry used as a tool against dissent – por la Asociación Estadounidense de Médicos y Cirujanos (Association of American Physicians and Surgeons), 2 de octubre de 2006.

[11] Russian dissident ‘forcibly detained in mental hospital’ («Disidente ruso detenido por la fuerza en un hospital mental»), por Alastair Gee, en el periódico británico The Independent, 30 de julio de 2007.

[12] Psychiatric abuse claim in Russia («Afirmaciones sobre abuso psiquiátrico en Rusia»), BBC (British Broadcasting Corporation), 30 de agosto de 2007.

Lectura relacionada:

  • Elizabeth Antébi, Droit d’asiles en Union Soviétique («Derecho psiquátrico en la URSS»), Julliard, París, 1977.
  • Anne Applebaum, Gulag: A history, Doubleday, Nueva York, 2003.
  • Marc Boulet, Dans la peau d’un… («En la piel de un…»), Seuil, París, 2001.
  • Harvey Fireside, Soviet psychoprisons («Prisiones psiquiátricas soviéticas»).

HISTORIA DE LA ANTIPSIQUIATRÍA

Introducción

«El terror actúa poderosamente sobre el cuerpo a través de la mente, y ha de emplearse en la cura de la locura», Doctor Benjamin Rush, padre de la psiquiatría norteamericana, 1818.

Aunque el término Antipsiquatría lo acuñó el terapeuta y filósofo David Cooper en su conocida obra «Psiquiatría y Antipsiquiatría» (1967), el comienzo de este movimiento podemos situarlo en 1957 cuando el psiquiatra norteamericano T. Szasz pone en duda la realidad de la enfermedad mental en su obra «Dolor y placer». A modo introductorio podemos definir la Antipsiquiatría como «un movimiento crítico que se cuestiona las prácticas psiquiátricas tradicionales y la noción de enfermedad mental sobre la cual se apoya desde mediados del siglo XIX».

Tras esta definición a la contra, es decir, caracterizando a la Antipsiquiatría como crítica y oposición frontal frente a muchas de las prácticas psiquiátricas de la época, Cooper extiende la definición, proponiendo que «… la Antipsiquiatría es política y subversiva, por su misma naturaleza, con respecto al represivo orden social burgués (…) Antipsiquiatra es quien esta dispuesto a correr los riesgos involucrados en alterar progresivamente y radicalmente la forma en la que vive. El o la antipsiquiatra debe estar dispuesto a abandonar los mecanismos de seguridad de la propiedad (más allá del mínimo necesario), los juegos monetarios explotadores y las relaciones estáticas, confortables, de tipo familiar, oponiéndoles la solidaridad y la camaradería (…) Debe estar dispuesto a ingresar en su propia locura, quizás hasta el punto de ser invalidado socialmente, ya que si así no lo hace, no estará capacitado. La Antipsiquiatría es una parte necesaria y urgente de la revolución permanente, de lo contrario no es nada».

Según Vallejo, podemos sintetizar las ideas básicas del movimiento antipsiquiátrico en los siguientes puntos:

  • La enfermedad mental tiene una génesis fundamentalmente social.
  • La psiquiatría tradicional ha sido la culpable, a través de su doctrina y de sus actuaciones prácticas, de la perpetuación de un estado de represión ante el paciente psíquico.
  • Consecuentemente, rechazo hacia toda la estructura que sustenta y se deriva de la psiquiatría tradicional: clasificaciones psiquiátricas, terapéuticas ortodoxas (biologistas, conductistas, psicoanalíticas), fenomenología clínica, hospitales psiquiátricos, etc.
  • La solución se enfoca a través del compromiso y práxis política que corre en paralelo al desmantelamiento de la psiquiatría tradicional.

Junto a los trabajos de T. Szasz yde otros autores como Cooper y Laing, que fueron los que establecieron las bases teóricas del movimiento antipsiquiátrico, otro de los factores determinantes, que confluyen en esa época, y que será una pieza clave en el ulterior desarrollo de este movimiento es la publicación en 1961 de Historia de la locura en la época clásica de M. Foucault. El autor sostiene que son las presiones que la sociedad ejerce sobre el sujeto las que producen la alienación, condenándole posteriormente a la reclusión y al abandono. Para Foucault, «los gestos de Pinel en Francia y de Tuke en Inglaterra rompen definitivamente el diálogo entre la razón y la sinrazón, recluyendo esta última en un estéril silencio» (Vallejo). El análisis que realiza Foucault de la evolución del concepto de locura a lo largo de la historia y de las relaciones entre este concepto y el pensamiento de cada época, ayudó a la construcción de las teorías antipsiquiátricas. Todo el pensaminto de Foucault está presente en este movimiento, desde su análisis de las institiciones psiquiátricas, el modelo de la lepra y de la peste, el Panóptico (como concepto tanto psiquiátrico como social), etc.

(He intentado estructurar por zonas las distintas vertientes de este movimiento para facilitar el ánalisis de su desarrollo histórico , pero no debemos olvidar la estrecha interrelación que había entre los miembros de este heterogéneo colectivo).

La Antipsiquiatría inglesa

D. Cooper, A. Esterson, R. D. Laing, fueron los iniciadores y máximos representantes de esta corriente en su país. La locura es ponderada como una forma natural y positiva de enfrentarse a la patología social (la familia aparece como una estructura portadora y continuadora de las contradicciones sociales) .

Cooper nació en 1931 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Allí se graduó de médico en 1955 y después se trasladó a Londres para hacer su formación psiquiátrica. Influenciado por el pensamiento de Sartre, H. Marcuse y con unas inclinaciones póliticas cercanas al anarquismo, comienza a desarrollar una teoría y práxis propias, manteniendo una concepción existencial y fenomenológica de la locura.

Cooper ditinguía tres tipos de locura:

  • La primera, que el denominaba «demencia» es la locura social que nos envuelve (explotación, guerras, desastres ecológicos, masacre del deseo, relaciones de competencia…) fruto del capitalismo y de la sociedad espectacular- mercantil en la que vivimos.
  • La segunda locura que distinguía era la locura de «viaje interior», defendiéndola como un medio de desestructuración de la experiencia alienada y de construcción del propio proyecto existencial .
  • La tercera locura que señalaba era la producida por la «demencia social», la creada por los entornos esquizofregénicos, (generalmente a partir de la estructura familiar patriarcal pero también en el trabajo, escuela…) que sitúan a la persona en una posición sin otra salida que la locura.

Ronald Laing nació en el seno de una familia humilde de Glasgow, siguió estudios primarios y secundarios en una escuela estatal, de allí pasó a cursar estudios de medicina en la universidad de Glasgow. Se graduó en 1951. Adquirió sus primeras experiencias psiquiátricas en el ejército inglés entre 1951 y 1953 ( mientras hizo el servicio militar obligatorio). Trabajó en Glasgow como especialista en psiquiatría desde 1953 a 1956 en un hospital psiquiátrico y en tareas universitarias de enseñanza. Va acumulando experiencias y observaciones sobre el comportamiento de los esquizofrénicos crónicos, que posteriormente utilizaría para su libro » El Yo dividido».

En 1957, Laing pasó a desempeñar un puesto en clínica Tavistock de Londres, ese año completa el borrador de » El Yo dividido». Comenzó a estudiar en profundidad la literatura fruediana y neofreudiana y a escritores de corte existencialista (tanto psiquiátrico como literario)

La patogenia familiar y social:

Esterson y Laing pusieron el acento sobre la causalidad esencialmente social y familiar de la enfermedad mental y dirigían sus investigaciones hacia el proceso dialéctico e histórico que se ha desarrollado a través del complejo juego de las relaciones interpersonales. La familia es considerada por ellos como una textura relacional, un campo de interacciones concretas donde los enfrentamientos y las influencias recíprocas se encuentran agrandadas. Esterson y Laing llevaron a cabo una investigación sobre una serie de familias, en cuyo seno se encontraba un «esquizofrénico», y demostraron que el comportamiento clínicamente sintomático de la esquizofrenia no era más que el resultado interacciones sociofamiliares.

El estudio de las familias permite entender la sintomatología del enfermo mental como la adaptación dramática de un individuo al que las condiciones familiares fuerzan, en alguna medida, a una verdadera situación de supervivencia. Dos sectores totalmente separados convergen en el pensamiento de Laing: París y Palo Alto (California), es decir, por un lado incluye una serie de términos y conceptos utilizados por Sartre, y por otro lado, aprovecha las investigaciones del grupo de Palo Alto (J. Aeakland y D. Jackson) en torno al «doble vínculo» (término introducido por el etnosociólogo G. Bateson que puede definirse como una distorsión de la comunicación intrafamiliar) que constituye uno de los factores
determinante de la en la aparición y desarrollo de la esquizofrenia

La metanoia

El movimiento antipsiquiátrico inglés ponía en duda el diagnóstico de psicosis crónicas (creían que en el desarrollo de esta categoría desempeñaba un papel fundamental la institucionalización del paciente), pero sin embargo aceptaban la existencia de las «psicosis agudas», en las que había que respetar su evolución normal que debía ir hacia la curación. Era suficiente, por tanto, acompañar al enfermo en su «viaje». Laing denominó a este viaje metanoia, palabra griega que aparecía en los Evangelios y que venía a significar «conversión»o «transformación espiritual». En estos viajes metanoicos de las psicosis (que podían ser producidos también por sustancias psicomiméticas como el LSD) se producía una transformación del espíritu, y son «buenos» o «malos» en función de un medio beneficioso o negativo para tales viajes.

La psiquiatría tradicional, que consideraba estos viajes como enfermedades y los trataba como tales, producía la cronificación del cuadro y la aparición de la esquizofrenia. Sin embargo, cuando el medio es favorable, este viaje es un descubrimiento más profundo de uno mismo, con un dinamismo revolucionario beneficioso, es (en palabras de Laing) «un vuelco favorable en la evolución de la personalidad». Estos viajes nos permitirían conseguir la aparición del «Inner Self» (si mismo verdadero y auténtico) que existe detrás del «False Self» (si mismo artificial).

El «antihospital»: «Más que teorías lo que necesitamos son experiencias, porque la experiencia es la fuente de la teoría» (R. D. Laing)

El movimiento antipsiquiátrico tiene la necesidad de presentar una alternativa terapéutica al conjunto de prácticas clínicas que ferozmente atacaban y frente al hospital psiquiátrico clásico, surge la figura del «antihospital».
En las instituciones psiquiátricas clásicas, el sujeto internado es concebido siempre como «objeto» y no como «sujeto activo» de la comunicación. El enfermo vive en un «panóptico» donde es visto, pero no ve. Este análisis de la institución psiquiátrica (formulado como una concretización capilar del poder dentro de una «sociedad panóptica») realizado por Foucault y otros autores (Goffman) aplica el concepto arquitectónico inventado por Bentham en 1791 (que permitía «hacerse dueño de todo lo que pudiese suceder a un cierto número de hombres» y conseguir el control de todas sus acciones) a la sociedad en general y a la práctica psiquiátrica en particular.

A pesar de que podemos hablar de la existencia de un «movimiento antipsiquiátrico» como tal, no deja de ser una corriente muy heterogenea tanto en la teoría como en la práctica, por lo que no podemos exponer el modelo del «antihospital» como un concepto invariable que se repite con las mismas características en todas las experiencias antipsiquiátricas.

Villa 21

En «Psiquiatría y antipsiquiatría» Cooper analiza su experiencia al frente de «Villa 21», un pabellón para jóvenes esquizofrénicos que creó en un gran hospital del noroeste de Londres, y que fue inagurado en 1962. En este pabellón, los pacientes gozaban de una total libertad, sin normas ni imposiciones, y existía una participación activa de los pacientes en las cuestiones del centro, organizándose asambleariamente junto a los miembros del personal. Se intentó superar «la frontera particularmente amenazante que separa personal y paciente, salud y locura». La selección del personal que trabajó en este pabellón se realizó buscando a aquellos «enfermeros y cabos más jóvenes cuya actitud hacia el trabajo era menos probable que hubiera sido deformada por la institucionalización». Había un encuentro diario de toda la comunidad, y varios encuentros grupales con distintos fines (terapias, grupos de trabajo, encuentros grupales del personal…) en donde se intentaba mantener una relación más abierta y participativa con los jóvenes ingresados. Esta relación tan especial entre personal y pacientes producía, en muchos casos, un alto grado de ansiedad en los trabajadores del pabellón, ya que continuamente veían caer los «muros» que les separaban de la locura .

Cooper pensaba que en la institución psiquiátrica tradicional, el personal presentaba una «irracionalidad institucional» (es decir, un conjunto de defensas erigidas contra peligros que son más ilusorios que reales), y que la conducta violenta de muchos pacientes mentales «es directamente reactiva a la restricción física» que se les imponía en tales instituciones.

«Villa21» fue una experiencia pionera en la que fueron cayendo una serie de prejuicios mantenidos por las prácticas psiquiátricas tradicionales (imposiciones horarias, sexuales, terapéuticas…) pero donde aparecieron otra serie de contingencias, fruto de el nuevo tipo de relaciones establecidas (una gran ansiedad en los trabajadores del pabellón, que se veían incapaces de manejar a los pacientes, desorden, falta de apoyo institucional…) .

En lo que se refiere el balance final de la experiencia, Cooper expone que sin la aplicación de shocks, con un uso muy reducido de tranquilizantes y con una terapia conjunta de familia y medio, se consiguieron iguales o mejores resultados terapéuticos que con cualquier otro medio.

Kingsley hall

En Junio de 1965, en pleno apogeo contracultural, varios pacientes mentales ingleses organizaron junto a R. D. Laing y otros psiquiatras, una comunidad para ellos y para las personas que se encontraban en un estado de psicosis. Kingsley Hall era una antigua casa londinense situada en el Este, que había servido con anterioridad para otros servicios sociales. La casa podía albergar a unas 15 personas y contaba con unas 20 habitaciones, cocinas, salones, etc.

Los fundadores de la experiencia «Kingsley Hall», entre ellos Ronald Laing, Joe Berke, Jerome Liss y Leon Redler, creían en el ambiente de protección y ayuda y favorecían el «viaje» interior de las personas etiquetadas de esquizofrenia .

La experiencia duró desde junio 1965 hasta agosto de 1969 y en la casa vivieron más de cien personas, la mayoría jóvenes esquizofrénicos con estancias variables. El estilo de vida era totalmente comunal, con una estructura de autogobierno, de tal modo que los que estaban mejor ayudaban y cuidaban a los que estaban mal. No existía personal ni se daban medicamentos y eran el ambiente y la atmósfera los que favorecían el viaje interior y la exploración de las contradicciones de la comunicación humana .En la comunidad cada uno pagaba según de sus posibilidades, de acuerdo con las necesidades de todos.

Uno de los casos más famosos del Kingsley Hall es el de Mary Barnes, que llegó a convertirse en una auténtico «paradigma» del movimiento antipsiquiátrico. Mary Barnes realizó, ayudada por el psiquiatra J. Berke una larga regresión-renacimiento a lo largo de su estancia: «Eso fue para mi Kingsley Hall, un salto mortal hacia atrás, una ruptura, una purificación, una renovación (…) El yo enterrado, embrollado en la culpa y ahogado en cólera, creció de nuevo, libre de los nudos de mi pasado.» (Mary Barnes).

En 1964, R. D. Laing funda la asociación «Philadelphia» que intentaba «proveer y promocionar lugares para que puedan alojarse las personas que sufren o hayan sufrido enfermedades mentales y proveer asistencia económica a los pacientes pobres». En 1970, tras el fin de Kingsley Hall , algunos de los antiguos residentes de esta comunidad deciden formar otras comunidades con semejantes planteamientos (Proyecto Archway) y desarrollan 7 comunidades en el área de Londres .

Antipsiquiatría y política:

«La salud mental, tal y como yo la concibo, es la posibilidad para todo ser humano de comprometerse no solamente hasta el corazón de la locura, sino también en el corazón de toda revolución, encontrando en esta vía una solución a la preservación del Yo». ( Cooper).

«La Antipsiquiatría nació como una lucha dentro de las instituciones, frente a la represión y la violencia que existía dentro de los manicomios. Pero los antipsiquiatras vieron la necesidad de dar un paso más y salir de las instituciones y de politizar la locura (…) hay que evitar que la locura sea recuperada por el sistema y que sea asesinada como posibilidad subversiva». (Cooper).

Podemos ver el total compromiso político que existía entre los antipsiquiatras ingleses, que veían en el cambio social un factor determinante de su lucha antipsiquiátrica, y que entendían al «loco» no sólo como un posible beneficiario de los cambios sociales, sino como participante activo de las insurrecciones.

En el Congress on Dialectics of Liberation, que tuvo lugar en Londres en 1967, se encontraron Laing, Cooper, H. Marcuse y S. Carmichael, buscaba «crear una verdadera conciencia revolucionaria uniendo la idealogía a la acción, en los individuos y en las masas, sin rechazar la violencia si fuera necesaria».

La etapa de máximo desarrollo de las ideas y prácticas antipsiquiátricas (años 60-70) coincide con el último gran periodo revolucionario, en los que los cimientos de todo un sistema se tambalearon. Mayo del 68 y los situacionistas, los movimientos antimilitaristas, los autónomos italianos de los 70 y en general, todos los movimientos sociales que eclosionaron en esa época, influyeron y fueron influenciados por la antipsiquiatría. En 1975 se funda en Bruselas la llamada Red (Réseau) Internacional de Alternativa a la Psiquiatría (Elkaïm, Guattari, Jervis, Castel, Cooper, Basaglia, Bellini…) cuyos principios básicos ilustran perfectamente la conciencia política de los antipsiquiatras: «… Las luchas concernientes a la salud mental deben insertarse en el conjunto de las luchas de los trabajadores por la defensa de la salud y en forma coordinada con todas las luchas de las fuerzas sociales y políticas por la transformación de la sociedad. No se trata para nosotros de obtener tolerancia para la locura, sino de hacer comprender que la locura es la expresión de las contradicciones sociales contra las que debemos luchar como tales. Sin transformación de la sociedad no hay posibilidad de una psiquiatría mejor, sino sólo de una psiquiatría opresora.»

La antipsiquiatría italiana

«El problema de la rehabilitación del enfermo mental se convierte en el problema del desenmascarmiento de las ideologías». (F. Basaglia).

En Italia el movimiento antipsiquiátrico, personificado en la figura de Franco Basaglia, iba a conseguir una reforma radical de la atención psiquiátrica: se aprueba en 1978 la ley 180 en el Parlamento italiano. Esta ley preveía el progresivo desmantelamiento de los manicomios y la creación de una serie de servicios descentralizados de acogida y apoyo en estricta colaboración con la comunidad. Esta Ley pretendía bloquear cualquier nuevo ingreso en los manicomios, la creación de unidades territoriales, la gradual reinserción de los ingresados en la comunidad y el cierre total de los manicomios antes de 1996: más de 100.000 personas fueron liberadas gracias a esta Ley.

En 1962 Basaglia comienza en Gorizia la transformación del viejo hospital psiquiátrico, bajo su dirección. Basaglia había trabajado anteriormente con M. Jones en Londres, donde había aprendido el funcionamiento de una comunidad terapéutica, e intentó desarrollar estos principios en este establecimiento psiquiátrico.

La experiencia de Basaglia le hizo llegar a la conclusión de que el internamiento psiquiátrico únicamente agravaba la enfermedad mental. En La Negación de la institución (1968), Basaglia expone que el manicomio es un instrumento de rechazo y de encierro que debe ser destruido y propone que hay que «liberar a los enfermos» (indicaciones que acabarían cristalizando en la controvertida Ley 180). Para Basaglia «la ciencia está siempre al servicio de la clase dominante» y el hospital psiquiátrico es una de las «instituciones de violencia» por medio de la cual dirige y oprime a las masas.

En palabras de Basaglia «… el objetivo de nuestra acción no debe ser la lucha contra la enfermedad mental, ni tampoco la esquemática afirmación según la cual la enfermedad mental no existe sino como producto social (lo cual no haría más que diferir el problema a un momento organizativo en el que todas las necesidades se vieran satisfechas). La verdadera lucha debería ahora dirigirse contra la ideología que tiende a cubrir toda contradicción natural convirtiéndola en una modalidad adaptada a los instrumentos de gestión y de control, de que progresivamente disponemos. Es decir, adaptada para ser instrumentalizada según los fines deseados».

Mientras Basaglia intentó mediar con la política institucional, otros antipsiquiatras prefirieron tomar otros caminos y crear directamente alternarivas reales al internamiento. Entre ellos podríamos incluir a Antonucci, cuya crítica no sólo rechazaba los internamientos, sino que identificaba la psiquiatrización como una forma de estigmatización social.

Crea en 1968 un «Centro de relaciones humanas» en el pabellón neuropsiquiátrico del Hospital Civil de Cividale. En1969 Antonucci empezó una nueva experiencia de trabajo en Gorizia, ciudad donde habían surgido y se habían difundido las ideas de Basaglia. Antonucci criticaba a los otros antipsiquiatras que trabajaban en esa ciudad, pues no se daban cuenta que «el manicomio era sólo una consecuencia; la verdadera trampa era el mismo juicio psiquiátrico».

La lucha que se desarrolló en Gorizia, abriendo las puertas del hospital psiquiátrico, fue ampliándose poco a poco, intentando implicar a otras instituciones sociales. Estas experiencias fueron agrupando a un conjunto de trabajadores de la salud mental que se planteaban el problema de la transformación del manicomio. De este germen surge en 1973 Psiquiatría Democrática, que se definió a si misma como un movimiento de trabajadores en salud mental (enfermeros, psicólogos, médicos, asistentes sociales, etc) dispuestos a actuar en la transformación de la institución represiva del manicomio y a la lucha contra la marginación, tanto dentro como fuera de la institución.

El hospital de Trieste

En 1971, Basaglia y parte de sus colaboradores abandonaron el hospital de Gorizia por discrepancias con la administración local y se trasladaron al Hospital de Trieste (Ospedale Psichiatrico Provinciale de Trieste), donde realmente si que llegó a cristalizar la experiencia de negación del manicomio que perseguían. Según J. L. Fabregas y E. Mora podemos señalar dos grandes fases en este proceso:

Primera fase: Franco Basaglia y su equipo comienzan a trabajar en el Ospedale Psichiatrico Provinciale en el año 1971 ya que la administración Provincial estaba dispuesta a aceptar los riesgos de la reestructuración de los servicios psiquiátricos.

El objetivo prioritario en los primeros pasos de la transformación institucional era la reconstrucción de la persona y de su identidad social y jurídica. Se procede a la apertura interna de los distintos pabellones, eliminándose las medidas de contención existentes (celdas de aislamiento, rejas de separación…), se suprimen las terapias de shock, se crean espacios internos de relación social (encuentros, asambleas, expresión artística…), desaparecen las separaciones entre hombres y mujeres, se sustituyen los vestidos manicomiales por vestidos personales, y se estimulaba la comunicación y exposición de las críticas hacia la institución, por medio de asambleas.

En 1973 comienza a funcionar como hospital de día y se empieza a desarrollar un trabajo de prevención y detección de prácticas de exclusión social. A su vez, se lleva a cabo una tarea de sensibilización pública ante los problemas «psiquiátricos», mediante debates, fiestas (tanto en el hospital como fuera de él), con participación en las actividades culturales de la ciudad.

El siguiente paso que se dio fue el de crear apartamentos autogestionados en el interior del hospital, y el establecimiento de trabajo organizado con posibilidad de derechos y deberes contractuales.

Segunda fase: Parte del equipo de franco Basaglia se reparte por diferentes instituciones asilares italianas (Parma, Arezzo…) con el fin de iniciar experiencias similares. Se comienza a salir del manicomio, uniendo al trabajo realizado por los Centros de Salud Mental (que acogen a las personas en crisis y a las que quieren participar en las actividades que en ellos se desarrollan), la creación de los «comités para la casa», cuya función es buscar a alojamiento para los pacientes que van saliendo del hospital. Para que los pacientes puedan alcanzar un nivel de autonomía compatible con la vida social normal , se buscaron puestos de trabajo acordes a los posibilidades de los pacientes.

Las jornadas de Trieste

En 1977 ( del 13 al 18 de septiembre) se celebró en Trieste el III Réseau Internacional de Alternativa a la Psiquiatría. La principal finalidad del Réseau era mantener el contacto entre todos los participantes y poder intercambiar experiencias de trabajo e integrar las luchas de los trabajadores por la defensa de su salud. El clima político en el que se celebra el III Réseau era muy tenso, debido a los abiertos enfrentamientos que existían entre la izquierda revolucionaria (sobre todo Autonomía Operaria) y el PCI (Partido Comunista Italiano). Los autónomos acusaban al PCI de reformista y colaborador con la represión que estaban sufriendo los revolucionarios en Italia.

A pesar del cruce mutuo de acusaciones, el éxito de estas jornadas (con más de 3500 asistentes) marcó un punto histórico en el desarrollo del movimiento antipsiquiátrico italiano.

La Antipsiquiatria en Francia

Las ideas antipsiquiátricas tuvieron gran difusión entre los intelectuales franceses en el ambiente de 1968, pero no consiguió cristalizar en proyectos concretos. Se abrieron en esa época algunos lugares de acogida y de libertad, sobre todo en el ámbito de la psiquiatría infantil y juvenil.

Se organizó en París, el 21 y 22 de octubre de 1967, un coloquio sobre psicosis , en el que Laing y Cooper tomaron la palabra y expusieron sus conceptos, Laing sobre la «metanoia» y Cooper sobre los grandes principios de una antipsiquiatría que «renunciaba a todo fin de readaptación» y que tiene como fin «la liberación de aquel que viene a encontrarnos». A pesar de que estas intervenciones levantaron bastante expectación, el entusiasmo no fue general, y H. Ey, junto a otros psiquiatras críticos con las tesis antipsiquiátricas, veía en estas teorías una peligrosa «tendencia psiquiatricida», que no beneficiaba en absoluto a la lucha frente a la enfermedad mental.

Otros autores que debemos destacar son Deleuze y Guattari que en su obra «El Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia» (1973) analizan la esquizofrenia como «el universo de las máquinas deseantes, productoras y reproductoras» donde los delirios tienen un contenido histórico, mundial, político y racial y son la «matriz general de toda catexis social incosciente». Propugnan que el esquizoanálisis (Psicoanálisis político y social) como alternativa al psicoanálisis tradicional, al que atacan ferozmente, acusándole de estar al servicio de la ideología burguesa represiva, ya que trata la enfermedad como algo individual que se sustrae de los social y de los poderes políticos y económicos.

La Antipsiquiatría en España

Las teorías antipsiquiátricas llegaron con cierto retraso a España y a pesar de no adquirir la relevancia que tuvieron estas ideas en otros países, si que fueron de capital importancia en el desarrollo de la asistencia psiquiátrica, ejerciendo una determinante influencia en la Reforma Psiquiátrica, que recogió (sólo en teoría, como siempre) muchas de las revindicaciones planteadas por los antipsiquiatras.

La reforma psiquiátrica

Hasta comienzos de los años setenta, la Seguridad Social, o el Insalud, sólo cubría precariamente la asistencia ambulatoria de los enfermos mentales y se resistía asumir la hospitalización psiquiátrica como uno de sus servicios. Esta función era llevada a cabo por las instituciones manicomiales.

En 1985 se intenta cambiar esta situación mediante las bases que fueron sentadas en el Documento para la Reforma Psiquiátrica y la Atención a la Salud mental. Este documento indicaba que la Administración Pública debía promover la integración de la salud mental en la asistencia sanitaria general y proponían los siguientes criterios :

  • Ordenación de los servicios asistenciales en base a su delimitación territorial.
  • La protección de la salud mental en atención primaria.
  • La hospitalización psiquiátrica debe evitarse en lo posible, ser abreviada y efectuarse progresivamente en unidades psiquiátricas de los hospitales generales de la red pública .
  • Los hospitales psiquiátricos deben disminuir progresivamente sus camas, facilitando la externalización de la mayoría de los pacientes y su reintegración al medio sociofamiliar.

En la elaboración de la Reforma se recogieron, como puede verse, puntos básicos de las ideas antipsiquiátricas, e incluso algunos «antipsiquiatras» participaron activamente en su realización (¿se pasaron al lado oscuro?).

Sin embargo, la Reforma ha recibido duras críticas, ya que se ha orientado hacia un asistencialismo pragmático, dejando de lado la prevención comunitaria y la rehabilitación de los enfermos crónicos.

Desde la óptica antipsiquiátrica una de las experiencias más relevantes que se llevaron a cabo en España fue la del «Hospital de Día» en la que el psiquiatra Enrique González Duro junto a sus colaboradores, llevó a cabo un trabajo con una línea paralela a la de otras experiencias comunitarias (Kingsley Hall) . Era un centro de día al que los pacientes iban voluntariamente, con unas treinta personas ingresadas, de ambos sexos, con un promedio de edad muy bajo (alrededor de la veintena) que iban allí de nueve y media de la mañana hasta las seis de la tarde.

Las decisiones se tomaban comunitariamente (incluyendo tanto al personal como a los pacientes) en una asamblea general, se hacían sesiones de terapia de grupo (repartidos los pacientes en 3 ó 4 pequeños grupos), se llevaban a cabo sesiones de psicopintura, psicodrama, relajación y psicoterapias individuales y familiares. Se proponía que el hospital de Día fuera un lugar de encuentro, un espacio de verificación de la locura.

Bibliografía

Libros:

  • J. Vallejo Ruiloba «Introducción a la psicopatología y al paiquiatría» Ed. Masson
  • D. Cooper «Psiquiatría y Antipsiquiatría» Ed. Paidos (1967)
  • T. S. Szasz «El mito de la enfermedad mental» Ed. Amorrortu (1961)
  • J. Berke, Mary Barnes …y otros «Laing; Antipsiquiatría y contracultura». Ed. Fundamentos. (1973)
  • R. D. Laing «El yo dividido: un estudio sobre la salud y la nefermedad» Fondo Cultura Económico. (1960)
  • R. D. Laing «La política de la experiencia» Paidos. (1967)
  • R. D. Laing » Las cosas de la vida» (1976) Grijalbo.
  • M. Foucault » Historia de la locura» FCE (1961)
  • M. Foucault «Enfermedad mental y personalidad» Paidos.
  • H. Heyward «Antipsiquiatría» Ed.Fundamentos (1971)
  • Samuel Shem » Monte Miseria» Anagrama (1991)
  • F. Basaglia » Psiquiatría, Antipsiquiatría y orden manicomial» [con Castel y otros] Barral (1975)
  • H. Bloch » El gran diccionario de la psiquiatría» Pardo.
  • E. Gonzalez Duro «Distancia a la Locura».

Publicaciones:

  • Revista «Ajoblanco» ( Extra marzo 1978, nº 17 Dic. 1976, nº18 Enero 1977, nº20 Marzo 1977, nº24 Julio 1977).
  • Boletín de Contrapsicología y Antipsiquiatría «El Rayo que no Cesa».
  • Números: 1 (1998), 2 (1999) y 3 (2000).
  • Publicación «Enajenados» Números del 1 al 5.

Correlación de citas:

  • Cita extraida de la novela de Samuel Shem «Monte Miseria» Anagrama. 1991
  • J. Vallejo; «Introducción a la psicopatología y la psiquiatría».
  • Henriette Bloch; «El gran diccionario de la psiquiatría». Pardo.
  • D. Cooper «La gramática de la vida:estudio de los actos políticos». 1974, párrafo copiado vilmente de
  • «El rayo que no cesa», revista de Antipsiquiatría y Contrapsicología.
  • M. Foucault «Historia de la locura en la Época Clásica», FCE,1991 Madrid.
  • «Double bind» , doble vínculo: En palabras de Peter Sedwick hablando sobre los trabajos de Laing en el libro «Laing; Antipsiquiatría y contracultura» es una expresión que se refiere a un patrón especial de comunicacinó alterada que se detecta en las familias patológicas, mediante el cual uno de sus miembros se encuentra sometido a un par de vínculos conflictivos, ambos altamente significativos.
  • R. D. Laing «El Yo dividido».
  • D. Cooper «Psiquiatría y antipsiquiatría».
  • Mary Barnes, J. Berke, R. Cole… etc «Laing; Antipsiquiatría y Contracultura» 1975, Ed. Fundamentos.
  • Revista «Ajoblanco: extra Antipsiquiatría, Marzo 1978».
  • Extraído de la publicación «Enajenados» número 1.
  • Según Antonucci «hasta que no acabe el lenguaje psiquiátrico no habrá diálogo entre los hombres que tenga posibilidad de ser comunicativo» (Boletín de Contrapsicología y Antipsiquiatría » El rayo que No Cesa» Número 1 , 1998″).
  • J. L. Fabregas – A. Calafat. Política de la Psiquiatría. Ed ZYX, Barcelona, 1975.
  • Autonomia Operaria ( Autonomía obrera).
  • Como ejemplo ilustrativo de la situación que se vivía: Ante el incremento de la represión en Italia, una serie de intelectuales franceses (J. S. Sartre, Guattari, Deleuze, Macchioqui ) hacen público un documento de condena contra la represión en Italia que es contestado duramente por el PCI, que veía en estos actos policiales una salvaguarda de las instituciones democráticas. Es fácil imaginar el cruce mutuo de acusaciones que hubo en las jornadas de Trieste entre los autónomos y los miembros del movimiento antipsiquiátrico vinculados al PCI ( como era el caso de Basaglia) .
  • Extraído del artículo «La crisis de la salud mental» de E. González Duro ( Psiquiatra), Boletín de Contrapsicología y Antipsiquiatría «El Rayo Que No Cesa» número 3 , año 2000.
  • La experiencia del Hospital de Día podemos verla recogida en el libro de E. González Duro «Distancia a la Locura».

Artículo original aquí.